Todos sabemos que los gatos y los perros aunque son las mascotas mayoritarias en los hogares son dos animales muy diferentes entre sí. En este post vamos a ver algunas de las diferencias de estas mascotas que tanto adoramos.
Los perros son animales muy cercanos a los humanos porque comparte en cierto modo la misma dependencia y un estado de gozo incluso con la compañía de los de su propia especie. Además, han desarrollado un lenguaje corporal dinámico de acogida o aproximación. Dicho de otro modo, los humanos sonreímos y saludamos. Cuando hacemos esto los perros se vuelven más vivos, dejan caer las orejas y mueven la cola.
En cambio los gatos tienen un origen diferente, para ser más precisos han evolucionado. De hecho se puede decir que actualmente están en un proceso evolutivo, desde un estadio de cazadores solitarios a una especie más sociable. Se incorporan a la sociedad humana más tarde que cualquier otro animal doméstico, pero durante este siglo se han vuelto sumamente populares.
Algunas de las diferencias más fáciles de encontrar entre perros y gatos son estas:
Ambas especies conviven con nosotros, pero para las personas no es igual de fácil interpretar el comportamiento de un perro que el de un gato. Y es que los gatos por ejemplo controlan sus emociones mucho mejor que nosotros mismos incluso.Los gatos pueden pasarse horas a solas en casa entretenidos. Son autosuficientes, controlados, independientes, fuertes y silenciosos. A diferencia de los perros que casi siempre demandan atención de las personas o de otros perros, constantemente quieren jugar e interactuar con los demás.
En la alimentación también se observan diferencias, ya que los perros generalmente son mejores comedores. Por eso, además de la alimentación tradicional para perros, por eso el propio mercado tiene un surtido de snacks para perros considerablemente más amplio que para los felinos. En general, los gatos son animales más reticentes a cambiar el sabor de su alimentación, siendo comúnmente denominados más “sibaritas” en sus elecciones. No obstante, cada vez son más las empresas de alimentación para mascotas que incorporan una amplia variedad de snacks para gatos, aunque no se consuman tanto como en el caso de los perros. En este punto añadir que como dato curioso un perro puede pasar más tiempo sin comer que un gato, puesto que son capaces de producir energía a través de su grasa corporal.
La higiene es otro punto a tener en cuenta. Los gatos son más meticulosos con su limpieza hasta el punto de que ellos mismos se pueden pasar horas acicalándose y lamiéndose. En cambio los perros necesitan de un baño más tradicional en una bañera o en un medio adaptado para tal efecto. Además en general, su olor corporal es más fuerte que el de los gatos.
La necesidad de sacar a la mascota a la calle. El perro necesita salir varias veces al día en las que generalmente aprovecha para hacer sus necesidades fuera. Al contrario los gatos, pocas veces salen de su hogar, teniendo todos los accesorios necesarios como bandejas, arenas y otros enseres para realizar sus necesidades en cualquier momento.
La forma de juego también es diferente, lógicamente. Aunque aquí las opciones son casi infinitas hasta donde nos permita la imaginación. Generalmente los perros potencian su juego con la boca como cabe de esperar con juguetes de morder, o de realizar actividad física como lanzar. Mientras que los gatos centran el potencial de su juego en las uñas con rascadores en los que restregarse de todas las formas posibles por aquello que encuentren en su camino.
En cualquier caso, perro o gato, las dos son una gran opción de compañero inseparable. Y a ti que estás leyendo, ¿qué eres más de perros o de gatos?, ¿qué te gusta más?, ¿o no eres capaz de decidirte por ninguno de los dos y te quedas con ambos?