Es tiempo de paseos por el campo y de disfrutar con tu mascota. Pero el calorcito también hace que parásitos como pulgas y garrapatas despierten de su letargo invernal y busquen alimentarse, muchas veces a costa de nuestros perros y gatos.
Durante esta época se hace más necesario revisar el pelo y la piel de nuestras mascotas para evitar la aparición de la temida Dermatitis Alérgica causada por la picadura de la pulga.
Qué es la DAPP
La Dermatitis alérgica a la picadura de la pulga (DAPP) es causada habitualmente por la pulga del gato en su forma adulta. Las pulgas se alimentan de la sangre del huésped y, en el proceso, inyectan su saliva. Esta sustancia es irritante y alergénica debido a su compleja composición. La inoculación de la saliva puede inducir en el animal una reacción de hipersensibilidad inmediata (tipo I) o retardada (tipo IV).
¿Cuándo debo preocuparme?
Los síntomas suelen comenzar alrededor de los 6 meses de edad y afectan tanto a machos como hembras, pero se ha visto que las razas con mayor probabilidad son aquellas más propensas a la dermatitis atópica (bichón maltés, yorkshire terrier…). La sintomatología que desarrolla el animal no depende del número de parásitos presentes con lo que una sola pulga puede causar efectos muy dañinos en tu perro o gato. Se suele manifestar en forma de picor, lesiones en la piel por autorascado, zonas de la piel sin pelo…
Consecuencias de la enfermedad
Las lesiones más características en el perro son las pápulas que evolucionan a costras en las zonas del abdomen, zona dorsolumbar y dorso de la base de la cola.
En cambio, el gato, presenta lesiones papulocostrosas pero también alopecias, costras, excoriaciones… en la zona lumbosacra, zona trasera de los muslos, parte inferior del abdomen, flancos y cuello.
Diagnóstico
Para llegar a un diagnóstico hay que tener en cuenta diferentes factores como:
- presencia de pulgas o de sus heces en el animal
- sintomatología compatible con la DAPP
La realización de diferentes tipos de test puede ayudar a establecer un diagnóstico.
Tratamiento
Para un tratamiento adecuado es importante conocer los hábitos y el entorno en el que se encuentra el animal. De este modo estableceremos un programa de control de pulgas desparasitando tanto del animal y en caso de ser necesario, ejercer este control también en su ambiente habitual. Se recomienda el uso de productos antiparasitarios para el animal como pipetas, collares y comprimidos orales, y bomba de fumigación para el hogar. Los compuestos para el control de estos ectoparásitos en su forma adulta tenemos el fipronilo e imidacloprid y para sus formas larvarias, el lufenuron, entre otros.
Por lo general, un control adecuado de las pulgas y la administración de corticoides sistémicos suele ser muy eficaz, pero si provocan un efecto indeseable en el animal, pueden administrarse antihistamínicos.
Artículo elaborado por Ane Olabarria Betzuen. Veterinaria de Euskalmushing Colegiada nº 1038